Residuos peligrosos y
químicos tóxicos
La
exposición a un químico tóxico o peligroso puede provocar la muerte,
enfermedades u otros impactos adversos como defectos de nacimiento,
infertilidad, crecimiento atrofiado o un desorden neurológico. Para los seres humanos, este contacto con un químico es
típicamente a través de la ingestión, inhalación o contacto con la piel. La
exposición al químico se puede asociar con beber agua, comer alimentos, ingerir
tierra y polvo, inhalar contaminantes en el aire que pueden estar en forma de
vapor o de partículas y el contacto con químicos que son transportados a través
de la piel.


El
Inventario de Liberación de Tóxicos (TRI) proporciona información al público
acerca de residuos peligrosos y químicos tóxicos. Este inventario fue
establecido por la ley de planeación contra emergencias y
derecho de la
ciudadanía a la información (EPCRA) de 1986 y se amplió en la Ley de
prevención de la contaminación de 1990.
El
TRI es una base de datos abierta al público, publicada por la Agencia de
Protección Ambiental de Estados
Unidos (EPA), que contiene información sobre liberaciones de casi 650 químicos
y categorías químicas, proporcionada por más de 23 000 instalaciones
industriales y federales. El TRI rastrea la eliminación u otras liberaciones de
ambas, tanto en sitio como fuera de sitio, incluyendo los desperdicios directos
al aire, la tierra, la superficie del agua y el agua subterránea.
También
proporciona información sobre otras estrategias de manejo de desperdicios como
el reciclaje, recuperación de energía, tratamiento y descargas a plantas de
tratamiento de aguas residuales.
Los
datos del TRI ayudan al público, a los funcionarios del gobierno y a la
industria a cumplir tres objetivos:
1) identificar las preocupaciones potenciales y
tener un mejor entendimiento de los riesgos potenciales;
2)
identificar las prioridades y las oportunidades para trabajar con la industria y
el gobierno para reducir el desecho de químicos tóxicos u otras liberaciones y
los riesgos potenciales asociados con los mismos y,
3)
establecer objetivos de reducción y medir el progreso hacia las metas de
reducción.
RESIDUOS PELIGROSOS
En
Estados Unidos, un residuo peligroso es un subconjunto de un desperdicio sólido.
Los
desperdicios sólidos se definen según la Ley sobre
conservación y recuperación de recursos (RCRA).


Esta definición regulatoria no dice nada acerca del estado físico del desperdicio, así es que algunos desperdicios sólidos se encuentran en forma líquida. En Estados Unidos, los desperdicios sólidos están legalmente definidos como cualquier material descartado no excluido por el 40 C.F.R.261.4(a). Los desperdicios excluidos incluyen elementos como las aguas residuales domésticas, los residuos domésticos peligrosos, cenizas volantes y cenizas de fondo de la combustión del carbón y el abono que regresa al suelo.
De
tal manera, un desperdicio peligroso denota un desperdicio regulado. Sólo
ciertas corrientes de desperdicio son designadas como peligrosas según los
reglamentos federales.
Los
desperdicios se clasifican como peligrosos con base en:
1)
características físicas como reactividad, corrosividad e inflamabilidad,
2)
toxicidad,
3)
cantidad generada y,
4)
la historia del químico en términos de daños ambientales causados y el probable
destino ambiental.
Los
residuos peligrosos pueden o no mostrar toxicidad.
TOXICIDAD
La toxicología ambiental, también conocida como ciencias de la salud ambiental, es
un campo interdisciplinario que lidia con los efectos de los químicos sobre
organismos vivientes. Debido a que la energía y el material se distribuyen y
hacen ciclos a través de las cadenas alimenticias, es probable que un impacto
en un nivel se refleje también en otros niveles.


Los
efectos tóxicos se dividen en dos tipos: carcinógenos
y no
carcinógenos.
Un
carcinógeno promueve o induce tumores (cáncer), que es el crecimiento
incontrolado o anormal y la división de células.
Los carcinógenos
actúan atacando o alterando la estructura y la función del ADN dentro de una
célula. Muchos carcinógenos parecen situarse en sitios específicos; es decir, un
químico particular ataca un órgano específico.

En
adición, los carcinógenos se categorizan con base en si causan efectos directos
o indirectos:
1.
los carcinógenos primarios inician directamente el cáncer;
2.
los pro-carcinógenos no son carcinógenos sino que se metabolizan para formar
carcinógenos y, por lo tanto, inician el cáncer indirectamente;
3.
los co-carcinógeno no son car-cinógenos pero mejoran la carcinogenicidad de
otros químicos,
4.
los promotores mejoran el crecimiento de las células cancerígenas.
La
clasificación de un químico sobre si es carcinógeno para los seres humanos
requiere evidencia suficiente de si la exposición humana lleva a una incidencia
significativamente más alta de cáncer. Tal evidencia en general es recolectada
de los trabajadores en ambientes de trabajo en donde existe contacto prolongado
con un químico. (A esto se le llama datos epidemiológicos.) Mientras que
existen pocos carcinógenos humanos conocidos (por ejemplo, benceno, cloruro de vinilo, arsénico y cromo
hexavalente), muchos químicos son carcinógenos humanos probables (por
ejemplo, benzopireno, tetracloruro de carbono, cadmio y PCB) y cientos de
químicos tienen evidencia sugestiva de que son carcinógenos.
Como
se comenta más adelante, los químicos son enlistados como carcinógenos sospechosos cuando la
evidencia experimental indica riesgo de cáncer incrementado en los animales de
prueba y hay información insuficiente disponible para mostrar una relación
directa de causa y efecto para los seres humanos.
Los
efectos no carcinógenos incluyen todas las respuestas toxicológicas que no sean carcinogénicas, de las cuales hay
un sinnúmero de ejemplos: daño a los órganos (incluyendo riñones e hígado),
daño neurológico, inmunidad supresora y efectos de nacimiento y de desarrollo (daño
en la habilidad o inteligencia reproductiva de un organismo). Por ejemplo, los
niveles de plomo elevados en los niños han demostrado provocar dificultades del
aprendizaje y coeficientes intelectuales más bajos.
La
figura siguiente representa la continuidad de riesgos debido a la exposición a
no carcinógenos como un rango de menos serio a más serio.
Los
químicos colectivamente conocidos como interruptores
endocrinos ejercen sus efectos al imitar o
interferir con las acciones de las hormonas, los compuestos bioquímicos que
controlan procesos fisiológicos básicos como crecimiento, metabolismo y
reproducción.
Los
interruptores endocrinos pueden ejercer efectos carcinógenos o no carcinógenos.
Se cree que contribuyen al cáncer de mama en las mujeres y al cáncer de
próstata en los hombres.
Los
químicos identificados como interruptores endocrinos incluyen pesticidas (como
el DDT y sus metabolitos), químicos industriales (como algunos surfactantes y
los PCB), algunos fármacos de prescripción y otros contaminantes como las
dioxinas (National Science and Technology Council, Estados Unidos, 1996).
En
los seres humanos existen tres principales vías
de exposición: ingestión (comer y/o beber),
inhalación (respiración) y contacto dérmico (piel).
La
tabla siguiente enlista compuestos químicos con amplia variación de toxicidades. Aquí, la toxicidad se define como
causante de muerte, un punto final experimental que (para la prueba con animales)
es más fácil determinarlo que, por ejemplo, el cáncer de pulmón.
Un
método común para expresar la toxicidad es en términos de la dosis letal mediana (LD 50),
la cual es la dosis que resulta en la muerte de 50% de una población de organismos de prueba.
La LD 50 se presenta típicamente como la masa de contaminante dosificada por masa (peso
corporal) del organismo
de prueba, utilizando unidades de mg/kg. Por lo tanto, un rodenticida con una
LD 50 50 de 100 mg/kg resultaría en la muerte de 50% de una población de ratas,
cada una pesando 0.1 kg, si se aplicara a una dosis de 10 mg por rata.
Un
término similar, la concentración letal mediana (LC 50), se utiliza típicamente en estudios de organismos acuáticos
y representa la concentración de contaminante acuoso en el ambiente (opuesto a
la dosis inyectada o ingerida) a la cual 50% de los organismos de prueba
mueren.

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